O Unión o Nación

Más temprano que tarde, Trump dejará la presidencia de Estados Unidos. Podrá ser por terminación de mandato o por la edad o por su brutal enfrentamiento con Elon Musk. Ya se sabe que en el vértice de un triángulo solo cabe un gallo. Si algún otro pretende meter sus garras en ese vértice o cae uno o caen los dos. Lo que es seguro es que la pelea está cantada. Trump se enfrentará con Musk y veremos quién cae de los dos.

Si fuera Trump el desalojado, los norteamericanos tendrán que esperar un tiempo para que unas nuevas elecciones desalojen a los republicanos de la presidencia de Estados Unidos. Con un nuevo presidente, demócrata, los ciudadanos volverán a saber quiénes son sus aliados y quiénes sus contrincantes. Los estadounidenses volverán a saber que Rusia es poco o nada fiable para la democracia liberal que representa EEUU. Que China es la antítesis de esa democracia. Que aunque ahora Trump crea que los chinos son sus aliados, pronto caerán en la cuenta de que compiten económica y políticamente con ellos.

EEUU volverá a saber que en este mundo solo tiene un aliado cierto: La Unión Europea, que ni pretende competir con quienes colaboraron para derrotar al nazismo y al fascismo ni pretende consolidar mercados en los que caben los EEUU y los europeos. Lo que unía hasta hoy a Europa y a EEUU eran los valores de la Ilustración: El Estado de derecho, la separación de poderes, los derechos humanos, la soberanía popular y la democracia representativa.

Quienes se empeñan en tratar de asemejar a Trump con Putin olvidan que EEUU tienen una población que goza de democracia desde 1776 y que tarde o temprano servirá de freno para cualquier autócrata por muy rico y machote que sea. Putin no cuenta con ese freno por lo que se parecen pero no son iguales en sus contextos.

Estaría bien que la Unión Europea comenzara a dar pasos que la sitúen como un socio fiable y como un muro infranqueable para el déspota del Kremlin, sin que un giro de 180º reconvierta el Estado de Bienestar en un Estado de Guerra. Para ello, los españoles deberíamos evitar discursos que solivianten al contribuyente norteamericano. Imagino la cara de ese contribuyente cuando oiga decir que los españoles no estamos dispuestos a aumentar significativamente nuestro presupuesto en Defensa, porque ello impediría seguir manteniendo un sistema de Sanidad y de Educación universales y gratuitos. Es decir, lo que ellos no tienen como consecuencia de su altísimo presupuesto en Defensa para protegernos y defendernos a nosotros.

Un liderazgo europeo, reconocible y respetable para dentro y fuera de la Unión, sería condición sine qua non para ir encajando las piezas necesarias para que la Unión decida si quiere una política económica y monetaria o una acción exterior y un mercado único común.

O Unión o Nación. Ese es el dilema.

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