trabajo

¿Y si pensamos un poco?

Los líderes sociales, políticos, empresariales, financieros, educativos, tienen la responsabilidad de convertir en normal lo que hasta ese momento se vino articulando por la emergencia del Covid-19. Ese virus nos obligó a reaprender para hacer de diferente manera lo que antes hacíamos de otra forma. No todo lo que hacíamos antes del Covid respondía a pautas lógicas. Muchas actividades las realizamos porque aparentemente siempre se hicieron así. Llevo varias horas sentado frente a este ordenador escribiendo las líneas que está usted leyendo. Desayuné suculentamente a los ocho de la mañana y espero almorzar dos platos y un postre para, después de un pequeño duerme vela, volver a sentarme en mi sillón favorito y leer algunas cosas hasta la hora de la cena. Tras un poco de televisión, mañana seguiré con el ritmo de hoy.

Disculpen por los datos

Disculpen por los datos

El pasado 24 de mayo, el diario El País publicó un artículo firmado por Inma Flores que llevaba por título Crecer donde el trabajo no da para vivir. Da la sensación de España crece bien y reparte mal.

Hay dos formas de ver cuál es la evolución del rendimiento de las rentas del trabajo y las del capital: ver cuál es la parte del Producto Interior Bruto que se lleva cada uno (riqueza destinada a pagar trabajo y a pagar capital) o ver la declaración de rentas de los ciudadanos españoles y observar cuánto cobran por sus empleos y cuánto cobran por sus bienes de capital (a través de las declaraciones de IRPF de la Agencia Estatal de Administración Tributaria).

Vale más un kilo de tomates que un kilo de fuerza

Lo único que no sube es lo que venden la mayoría de las personas: su trabajo. Todo sube menos el precio del trabajo; en muchas ocasiones, incluso baja

Peajes
Peajes

Cuando se dice que las nuevas tecnologías eliminan puestos de trabajo, se piensa normalmente en trabajos cualificados de alta tecnología. En determinadas ramas de la actividad económica las cosas están siendo de esa manera, hasta el punto de que los enemigos de las Nuevas Tecnologías desearían que volviéramos a los tiempos en que la técnica no dominaba casi todas las ramas de la actividad. La experiencia diaria nos pone ante situaciones que no necesitan de mucha innovación, pero que va eliminando personas para sustituirlas por artilugios. luchas estériles y voluntariamente vedado para las críticas públicas prescindibles.

3+2 ≠ 4+1

Manifestación contra el '3+2' en Madrid. (Efe)

Hace dos semanas, el Consejo de Ministros aprobó un decreto que permitirá a las Universidades reducir la duración de los grados para adaptar las titulaciones al modelo 3+2, tres años de grado y dos de máster. Los dos únicos argumentos esgrimidos por el ministerio es que eso es lo que se hace en la mayor parte de los países que firmaron el Plan Bolonia y que a las familias les saldrá más barato una graduación de tres años que otra de cuatro. El primer argumento es cierto. Sólo España, junto con países de dimensiones muy inferiores de las españolas, tales como Kazajistán, Turquía o Chipre, mantiene el plan de cuatro años de graduación más uno de máster, sin que nunca se explicaran las razones por las que no se siguió el rumbo de Alemania, Francia, Italia, Reino Unido, Dinamarca, Suecia, Holanda…, que lo redujeron a tres. Ahora el Ministerio cambia de opinión y, tal vez, hayamos mirado al dedo en lugar de a la luna.

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