agosto 2015

José María Benegas

Txiki Benegas. Foto: JOSÉ LUIS CEREIJIDO (EFE)

Me puse en la mañana de ayer a teclear unas líneas para enviar al HufftPost sobre Artur Mas. Desde que pasaron las elecciones municipales y autonómicas de mayo pasado, no hay día que no se tenga el impulso de escribir algo sobre el presidente de la Generalitat de Cataluña. Cuando estaba terminando me llegó la noticia de la muerte de Txiki Benegas. Y no tuve dudas: entre escribir sobre el catalán o hacerlo sobre el vasco, era como decidir entre lo malo y lo bueno, lo desleal y lo leal, lo insensato y lo sensato, lo nacionalista y lo socialista, lo indigno y lo digno, el oportunismo y la generosidad, la antipatía y la simpatía, el atolondramiento y la sensatez, la insolencia y el comedimiento. Abandoné a Mas y me fui con Txiki, con el que ya nunca más podré dialogar sobre el PSOE y sobre España, dos de sus grandes pasiones y de sus desvelos.

El líder miedoso

Artur Mas - EFE

Quienes no son aficionados a las carreras ciclistas por etapas, tipo Vuelta a España, Giro de Italia o Tour de Francia, no entienden, cuando la televisión conecta con el comentarista que transmite la etapa del día, que faltando cincuenta o sesenta kilómetros para el final de la etapa, se oiga decir que el líder va en un grupo de cuarenta o cincuenta corredores, a catorce minutos de un escapado que, si no se remedia, acabará ganando la etapa. El neófito espectador cree que la vuelta se gana en cada etapa, razón por la que piensa que si no se alcanza al escapado, el líder se quedará sin su maillot que le identifica como tal.

Violencia machista: empezar por la escuela

Año 2007, 71 mujeres asesinadas por violencia machista; año 2008, fueron 84; 68 lo fueron en 2009, algo menos que en 2010, cuando la cifra de muertas ascendió a 85; en 2011, los machos de la piara asesinaron a 67 y a 57 en 2012, la misma cifra que en 2013 y dos menos que en 2014. Estamos en agosto de 2015 y ya son 29 las mujeres víctimas de la violencia que contra ellas ejercen los que se consideran dueños y señores de eso seres humanos que mueren por el mero hecho de ser mujeres.

Oportunidades y renuncias

Antonio Miguel Carmona. Foto: Víctor Lerena / EFE

No siempre se tiene la oportunidad de haber podido elegir entre un camino u otro, entre una posibilidad y otra. Hay personas que o aceptan el trabajo que se les ofrece o se quedan en paro. En ese caso, no existe una oportunidad perdida, porque quedarse en paro no es ninguna oportunidad. Pero algunas veces sí se presenta la ocasión de poder decidir sin que nunca lleguemos a estar absolutamente seguros de que elegimos la mejor o la menos mala. En esto, como en la educación de los hijos, no venimos al mundo con un manual de instrucciones que nos saque del atolladero y nos avise de qué hacer cuando se trata de optar.

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