Oficio de alto riesgo
El pasado día 25 de junio el Consejo de Ministros del Gobierno de España aprobó un decreto anticrisis que o me parece raro que cada día sean menos las personas que con un cierto nivel de preparación profesional y un coeficiente de inteligencia normal decidan dar la espalda a la política. El ejercicio institucional se ha convertido en un oficio de alto riesgo como lo ponen de manifiesto las condenas, ratificadas por el Tribunal Supremo, a los ex presidentes de la Junta de Andalucía, Manuel Chaves y José Antonio Griñán. Uno, Chaves, condenado a la inhabilitación por nueve años para cargo público y otro, Griñán, condenado a pena de prisión de seis años y un día. No voy a ir por la línea ya marcada por quienes se sorprenden de que la ex presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, no tuviera el más mínimo conocimiento de la corrupción en la que estaban incurriendo sus más allegados colaboradores, mientras que Chaves y Griñán deberían haber estado al tanto de las triquiñuelas que se cometieron con el subsidio por despido de algunos trabajadores de empresas en crisis. Los magistrados sabrán por qué la Justicia es a veces tan injusta, tan diferente y tan de colores.
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Dimitió Griñán. En estas mismas páginas escribí un par de comentarios sobre el anuncio del presidente de la Junta de Andalucía, en el pasado mes de julio, cuando anunció la convocatoria de primarias para elegir al próximo candidato a la presidencia del gobierno andaluz, que no su dimisión inmediata como ocurrió el pasado día 27. En esos artículos aventuraba las hipótesis que podían plantearse una vez que hubiera un candidato socialista, tras el proceso de primarias. El más lerdo de los comentaristas políticos adivinó que Griñán no podía seguir de presidente con una candidata sentada en su consejo de gobierno, esperando tres años hasta que se agotara la legislatura actual. Y efectivamente, Griñán, dimitió. No podía esperarse otra cosa. …