La berrea universitaria
Los albañiles, y otros gremios que también incurrían en esa malsana práctica, aprendieron la lección y esa costumbre casi ha desaparecido de las calles
En mi época de presidente de la Junta de Extremadura recibía todos los años, alrededor de los meses de abril y mayo, cartas -y luego emails– de estudiantes universitarios y de bachillerato solicitando algún tipo de ayuda económica para realizar sus viajes de fin de carrera o del ciclo de Secundaria. Mi respuesta siempre fue la misma: “Lamento no poder atender su petición porque no se encuentra justificación en el hecho que señalan. No entiendo que habiendo tenido la oportunidad de estudiar una carrera universitaria, pretendan encima adornarla con una subvención de la Administración. Tal vez deberían copiar a los albañiles que, cuando coronan una nueva construcción, lo celebran colocando un trapo como bandera y comiéndose una caldereta que pagan a escote”
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