OTAN

Llevábamos razón

No hemos nacido para redimir a la sociedad, al pueblo; nadie nos lo ha pedido. Los redentores se acaban cuando tienen que bajar del púlpito y enfrentarse a la realidad

Felipe González y Alfonso Guerra / Europa Press (Foto de ARCHIVO)

Milito en un partido, el PSOE, del que me siento profundamente orgulloso. Yo milito en un partido que consolidó la democracia en España. A partir del año 1982, los gobiernos socialistas fueron capaces de cimentar un sistema democrático que llevaba cinco o seis años en vigor pero que se tambaleaba como consecuencia del terrorismo etarra y de los intentos de golpe de Estado; el más conocido, el del teniente coronel Antonio Tejero. Yo estaba allí. Nadie me tiene que convencer de nada. Aquello era todo menos una farsa. Si los Geos hubieran decidido entrar a sangre y fuego, como se pensó en determinado momento, la sangría hubiera sido espectacular y el golpe hubiera triunfado. Para quien dude del peligro que corrió la democracia, debe saber que ese no fue el único intento para acabar con la libertad. Ya se amagó antes con la Operación Galaxia y, después con otras intentonas como la de la noche del 28 de octubre de 1982 y la del Día de las Fuerzas Armadas, en Zaragoza, cuando se pretendía volar la tribuna de autoridades con la familia Real al completo y parte del Gobierno con su presidente a la cabeza. Gracias a la acción del gobierno socialista el golpismo es un mal recuerdo y la democracia que heredaron quienes vinieron detrás de los gobiernos de Felipe González está consolidada.

Me duele la cabeza

No sé como alguien puede exhibir orgullo por haber abandonado a su suerte a quienes quisimos engañar llevando a Afganistán las ventajas de las democracias occidentales

El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg.
El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg.

Intolerables, insoportables, insufribles, inadmisibles, abominables, indefendibles. Cualquiera de esos adjetivos puede añadirse a las declaraciones que el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, hizo la semana pasada al diario El País. “El motivo para ir a Afganistán era impedir ataques contra EEUU y otros aliados, y durante 20 años hemos impedido que Afganistán fuera el santuario de grupos terroristas que pudieran planear y organizar atentados contra los países de la OTAN. Eso ha sido un logro significativo. El plan no era estar allí para siempre”. Seguía Stoltenberg con que “la intervención no era para proteger Afganistán”. Según el secretario general de la Alianza Atlántica, si no hubiéramos gastado tantos millones de dólares y sacrificado tantas vidas, seguramente, los atentados que hemos sufrido en Europa en los últimos 20 años hubieran sido muchos más.

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