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Tertulianos y redes sociales

Tertulianos y redes sociales / rosell
Tertulianos y redes sociales / rosell

Los gobiernos quisieron siempre asustar al personal convirtiendo los informativos de las cadenas estatales y de las cadenas de televisión afines en lo que antiguamente hacía un periódico llamado El Caso. Era un semanario fundado en 1952, y que se especializó en noticias sobre sucesos. Tenía una tirada aproximadamente de 100.000 ejemplares, llegando en ocasiones a batir su propia marca con 500.000 números. Vivió hasta 1997. Ahora, los telediarios tienen una parte de información política, algo de información internacional y reparten el resto de su tiempo con muchos sucesos y la información meteorológica. La idea no es otra que convertir en temerosos a los electores para que cuando llegue la hora de votar depositen su papeleta de voto en aquella opción que mejor aparenta garantizar su seguridad.

Cataluña se queda, ¿y la democracia?

No existe la menor duda de que la aventura del independentismo está condenada al fracaso

Junqueras y los otros siete presos indultados de Lledoners a su salida de prisión.
Junqueras y los otros siete presos indultados de Lledoners a su salida de prisión.

Me contó un profesor universitario que el primer día del curso, en la Facultad de la que era catedrático, le dijo a sus alumnos: “Todos ustedes saben quién soy yo. Pero yo no sé quiénes son ustedes. Así que me van a escribir en un folio la respuesta razonada a la siguiente pregunta: ¿Usted qué prefiere, la libertad o la seguridad?” La decepción asomaba por el rostro del profesor. El 89% de los alumnos preferían la seguridad.

BAGATELAS

Dicen que la salida de España del Rey emérito le va a venir bien a la Monarquía y a la figura del Rey Felipe VI. No lo sé. Según Podemos, «No existe motivo alguno para continuar cargando con una Monarquía carente de los mínimos valores éticos”. Podemos cree “que no se puede seguir impidiendo el debate social sobre el modelo de Estado en España».

En cualquier caso, a quienes les viene bien esta situación es a los grupos parlamentarios que, de nuevo, tienen materia para hablar, discutir y pelear. Total, hablar de Monarquía o República está al alcance de cualquiera. Discutir sobre si el Rey emérito hizo bien o mal saliendo de España no compromete casi nada. Eso sí, es otra oportunidad para no tener que subir a la tribuna del Congreso de los Diputados a exponer las líneas fundamentales de cada grupo respecto a cómo y cuándo saldrá España de la espantosa crisis en la que se halla metida.

Poli bueno, poli malo

Poli bueno, poli malo
Raquel Marín

Algo me he perdido en el tiempo en que fui responsable de una comunidad autónoma o durante el periodo en el que dejé esa responsabilidad, porque no recuerdo que los ciudadanos pidieran, ni antes ni ahora, una reforma de la Constitución para hacerla federalizante ni para nada. Microsoft, empresa estadounidense, no reconoce la palabra federalizante. EE UU es un país claramente federal y, tal vez, esa sea la razón del desconocimiento, porque se es federal o se es centralista, pero no se conoce ningún Estado federalizante, de igual manera que o se está embarazada o no, pero no se conocen casos de mujeres embarazantes.

No sabemos nada

Como en 1977, hay que forjar un consenso político para acabar con la incertidumbre

¡Qué tiempos aquellos donde el presente y el futuro estaban más o menos cantados! Salimos de una dictadura, y la democracia de corte occidental, con sus pros y sus contras, hacía acto de presencia en la vida de los españoles con la intención de quedarse para muchos años. Una Constitución apoyada masivamente por los ciudadanos nació un 6 de diciembre de 1978 con la idea de permanecer por muchos años. Esa Constitución garantizaba la existencia del pluralismo ideológico y levantaba el freno de mano que el franquismo había puesto en el reconocimiento de la diversidad y de los hechos diferenciales de nuestro país. El centralismo político y administrativo dio paso a un Estado descentralizado que repartía el poder donde la suma no era nunca cero. Todo ello bajo la capa de una Monarquía parlamentaria, donde la soberanía residía en el conjunto de los ciudadanos y encarnado el Estado por el Rey. Los Pactos de la Moncloa aseguraban un futuro de crecimiento económico y un desarrollo equilibrado de España que se vio reforzado por la entrada de España en la entonces Comunidad Económica Europea. Los españoles confiábamos el Gobierno central a una de las dos grandes opciones políticas —centroizquierda y centroderecha— sabiendo que cuando fallara una, ahí estaba la otra para conducir el destino de los españoles. Más o menos, el presente estaba garantizado y el futuro asegurado.

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