No. No voy a hablar de los famosos medios volantes que han triunfado o triunfan en el fútbol, tipo Xavi en sus buenos tiempos en el FC Barcelona o Bellingham en la actualidad en el Real Madrid. Hablo del profesor asturiano Yván Pozuelo, que fue apartado de sus clases y suspendido de empleo y sueldo durante 8 meses, por calificar con un 10 sobre 10 a la inmensa mayoría de sus alumnos en la asignatura de Francés.
La derecha siempre pregona la minimización del Estado, de lo que se deduce que si el Estado queda reducido a su mínima expresión, a esa nimiedad llegará el Estado del Bienestar.
Son demasiadas las ocasiones que escucho a políticos de izquierdas llamarse servidores públicos. “Estoy aquí para servir a los ciudadanos” afirmó recientemente la Vicepresidenta segunda del gobierno. Siempre creí que un político de izquierdas no aspiraba a gobernar para servir a los ciudadanos, sino para transformar la sociedad que los acoge.
Daniel Arias-Aranda, profesor de la Universidad de Granada, escribió recientemente una carta a un genérico alumno universitario de Grado, con el siguiente encabezamiento: «Te estamos engañando».
La carta que se hizo viral insiste en una frase que se repite todos los años en el mundo universitario: «los alumnos ahora llegan a la Universidad peor preparados que nunca». Desde que existe el mundo universitario siempre se ha oído esa frase. Pero creo que sería bueno no discutir el aserto sino preguntarse ¿peor preparados, para qué?
Nadie viviría en un bloque de pisos cuyas estructuras se apoyaran en una cimentación al 50, al 60 o al 70%. El constructor que dejara a la mitad la cimentación de un edificio, seguro que no volvería a trabajar más en ese sector. Idéntica suerte deberían correr quienes solo son capaces de cimentar al 50 o al 60% el conocimiento de los alumnos que inician sus estudios obligatorios en los centros públicos, privados y concertados. Un alumno calificado con un cinco demuestra que solo conoce el 50% de la materia que debería conocer al 100%. Al pasar al curso siguiente, los cimientos de ese alumno comienzan a debilitarse. Le costará más trabajo edificar ese curso sobre una cimentación hecha al 50%. Es cierto que no todos los alumnos tienen las mismas capacidades intelectuales, ni los mismos medios materiales, ni las mismas condiciones familiares y de habitabilidad. Por eso es necesario que los centro educativos se doten de profesores especialistas que, junto al aula correspondiente, cuenten con una pequeña dependencia a la que deban asistir aquellos alumnos que perdieron el ritmo de sus compañeros y que con una atención personalizada podrán reincorporase al grupo para cimentar sus conocimientos al cien por cien.