El socialista extremeño

Mayoría absoluta: otra oportunidad

Escribo este artículo por encargo de Marisol Mateos, secretaria regional de Organización del PSOE de Extremadura. Me pide que escriba sobre los retos y desafíos que tiene que acometer el partido en esta nueva etapa que se abre después de las elecciones municipales, autonómicas y europeas del pasado mes de mayo.

La situación, aunque diferente de la etapa anterior, donde los socialistas gobernamos la región con un gobierno en Madrid del PP y con varios ayuntamientos de ciudades en manos de ese partido, no es nueva ni desconocida para los socialistas y para los extremeños. Desde 1983 hasta 2011, nuestro partido gozó de la confianza mayoritaria de los votantes y, si exceptuamos el periodo de 1995 a 1999, donde volvimos a ganar pero sin mayoría absoluta, ahora, después de la última legislatura, el PSOE vuelve a enfrentarse a la realidad regional con el apoyo mayoritario de los extremeños. Y ahora, además, contando otra vez con el gobierno de las dos diputaciones provinciales y con ayuntamientos que, como el de Cáceres, han pasado, de nuevo, a ser gobernado por los socialistas.

40 años de Constitución

40 años de ConstituciónHabía accedido a la condición de diputado sin la preparación ni la convicción necesaria para abordar el desafío que los españoles nos habíamos propuesto acometer a la muerte del dictador Franco. Mi militancia en el PSOE no era para obtener un cargo, sino para contribuir a derrotar a la dictadura. Mi tercer puesto en la lista del PSOE al Congreso de los Diputados por la provincia de Badajoz no dejaba de ser más que un nombre para rellenar los huecos que quedaban libres para completar los siete que se necesitaban. Según Alfonso Guerra, el PSOE en Badajoz solo obtendría un diputado. Nunca supe si se equivocó o me engañó; el caso es que me vi legitimado para participar en la elaboración de una Constitución sin la que no habría democracia en España.
Desde el primer momento en que puse el pie en el hemiciclo supe que los que estábamos allí, estábamos para hacer algo transcendente. Ver bajar por las escalerillas del hemiciclo a Dolores Ibárruri, cogida del brazo del poeta Rafael Alberti, para ocupar la mesa de edad, junto con quienes habían servido al franquismo me trasladó a un escenario inimaginable un año antes, pero que se abría para que los diputados representáramos la mejor obra democrática que jamás se puso en escena en España: la Constitución de 1978

No todo va a salir redondo

No todo va a salir redondo

No todo va a salir redondoLa prensa del pasado 7 de septiembre nos obsequiaba con la noticia del fichaje del  consultor político, Iván Redondo, por la Comisión Ejecutiva Federal del PSOE. Yo, como cientos de militantes socialistas exclamamos cuando se nos comunicó la buena nueva: “¡No me lo creo!” Y razones de sobra teníamos para el escepticismo.

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